lunes, 28 de marzo de 2011

La Personalidad de la Radio

Desde el instante en que nacemos la naturaleza nos da la bienvenida brindándonos cinco sentidos prodigiosos que conforme vamos creciendo los desarrollamos de forma maravillosa. Estos cinco sentidos son indispensables en la vida del ser humano, cada uno cumple una función principal y son muy importantes también para el desenvolvimiento de la persona en la sociedad. Uno de ellos percibe el mundo de una manera peculiar, distinta a las demás, a través de claves, vibraciones del aire que son los sonidos, estas claves sonoras cuando se armonizan dan lugar a la música convirtiendo al sentido del oído en el creador de melodías perfectas donde él interpreta el papel de, un verdadero artista aunque es una pena que el ser humano le otorgue poca importancia sin darse cuenta que sin este sentido estaríamos perdidos en el espacio escuchando solamente el sonido de la nada. El oído nos permite construir un mundo paralelo al nuestro, un mundo intimo que por medio de nuestros órganos auditivos podemos escuchar una sinfonía de sonidos que son armonizados bajo los compas del viento y que no tiene nada que envidiarle a las sinfonías creadas por los grandes maestros de la música como Mozart y Beethoven. Nuestros oídos tienen vida propia, sienten y traducen este sentir en  vibraciones o sonidos que son canalizados por el cerebro dando lugar a los sentimientos. Al igual que el oído la radio es un medio de comunicación intimó, casi privado que privilegio los hogares de innumerables familias en todo el mundo y que reunía a todos sus miembros solo para deleitarse escuchándola, ahora este lugar lo ocupa la televisión, donde no existen resentimientos ya que fue gracias a la televisión que la radio pudo volver a concentrarse en un lenguaje más especifico, el de los sentimientos y en su carácter de compañero personal. No quiero parecer muy cursi pero es importante saber que la utilización del lenguaje afectivo es primordial para hablar por radio, no solamente por medio de frases amorosas sino también de dolor, tristeza y ternura ya que si el locutor muestra sinceridad en sus palabras y si a estas les adhiere sentimientos entonces o hará reír o llorar a la audiencia siendo este un paso importante concebir que el programa radial que estamos realizado va por buen camino. La radio tiene que mover y conmover a quienes la escuchan, la audiencia tiene que identificarse con el programa, con las canciones o las historias que se relatan en el, para que así puedan prevalecer unidas bajo lazos de confianza las relaciones entre el locutor y los oyentes.
La vida cotidiana es muchas veces tediosa y algo rutinaria, el ser humano desea escaparse aunque sea por unos minutos de la monotonía, del aburrimiento siendo la mejor forma de distraerse y desconectarse de los problemas encendiendo la radio, pero que pasa si la encendemos y nos toca un locutor que solo habla sandeces, entonces cambiamos de emisora ya que habiendo una gran diversidad podemos encontrar que le dé el toque justo a nuestro gusto poniendo buena música, nos haga reír y nos divierta hasta que nuestros oídos queden extasiados de tanto goce y satisfacción. Poner un gran sonrisa, reírse y gozar de un buen sentido del humor son muchos de los trucos que los hombres usan para conquistar a las mujeres, y entonces porque todas radios del mundo no utilizan estas características como instrumento para conquistar a  una audiencia. Algunos locutores, entrevistadoras, conductores pierden espontaneidad frente al micrófono, no se dejan llevar por el momento, no liberan al niño o a la niña que llevan dentro, que desea salir a jugar, basta con perder el miedo al ridículo, algo que no es fácil pero que cuya fórmula es demasiado sencilla y consta de seis letras La Risa, los oyentes merecen una radio cargada de alegría, a la altura de sus oídos. La radio posibilita al ser humano a utilizar con mayor frecuencia el ojo interior  denominado imaginación, el locutor tiene la libertad para trasladar al oyente a lugares que nunca alcanzo a ver con sus ojos que solo se someten a la realidad pero que con la imaginación es diferente, no hay límites de tiempo y espacio, el oído alimenta la imaginación con imágenes auditivas que recrean en el cerebro todo lo que sucede en el exterior, todo lo que no podemos ver pero que la ayuda de los sonidos y de las palabras que utilizando las adecuadas pueden excitar nuestra capacidad de imaginación. El principal desafío del radialista es hacer ver a través del oído, transmitir el calor de las palabras y el color de la imaginación, pero siempre haciéndolo con gracia uniendo la razón con el corazón.

1 comentario:

  1. Miguel,
    Tus comentarios son recurrentes, pero no cumples con lo solicitado como requisito en las indicaciones (punto 5.).
    No es merituable.

    ResponderEliminar